Hoy me dejó. A veces lo hace. Creo que para que no me acostumbre a su presencia. Para que la extrañe y ruegue su vuelta.
Mis mundos fantásticos se han ido detrás de ella, las ideas no aparecen, la invención y la creatividad andan perdidas, huerfanas por el cosmos. Me pregunto donde está. ¿En qué rincones andará? Sobretodo cuando acabará esta penitencia.
Es generosa y cruel. Ojalá pudiera destruirla, quebrarla, obligarla a que haga mi voluntad. En cambio soy yo la que está a su merced. La que depende de su humor y capricho.
Maldita musa, maldita inspiración. La detesto cuando se me escapa. Hoy se fue y me dejó. Ya se que a veces lo hace, ya se que pretende educarme. Pero quiero escribir y no se me ocurre nada.
Mis mundos fantásticos se han ido detrás de ella, las ideas no aparecen, la invención y la creatividad andan perdidas, huerfanas por el cosmos. Me pregunto donde está. ¿En qué rincones andará? Sobretodo cuando acabará esta penitencia.
Es generosa y cruel. Ojalá pudiera destruirla, quebrarla, obligarla a que haga mi voluntad. En cambio soy yo la que está a su merced. La que depende de su humor y capricho.
Maldita musa, maldita inspiración. La detesto cuando se me escapa. Hoy se fue y me dejó. Ya se que a veces lo hace, ya se que pretende educarme. Pero quiero escribir y no se me ocurre nada.
Por Laura Brizuela
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