- ¿De dónde sos?
- De Rio de Janeiro
- Y ¿vos cómo te llamás?
- Laura
- Vos… de dónde eras?
- De Rio, Brasil
- Y ¿vos cómo te llamabas?
- Laura, de Argentina
- Aja. Y vos… de dónde sos?
- De Rio de Janeiro, Brasil
- Lito. Lito. ¿Vos cómo te llamás?
- Melisa. No, mentira. Laura.
- Ah, sí. ¿Y vos cómo te llamabas?
- Facundo, de Rio. No, mentira. Marcus.
- Ah, sí. Listo.
Todo el mundo estaba en pedo. Casi todo el mundo. Los invitados no.
La madre, el hijo, los vecinos de Europa y los sudakas. Menos los invitados, que eramos nosotros.
- ¿Y cómo te llamás?
- Brida. No Luis, no perdón Marcus, no no Manuela. No, Laura… no. Me confundí.
- Mejor nos vamos. A lo de Manu, no no… A lo de Lolo.
En mitad del camino, cuando la lluvia se metía entre el vapor del auto y el ruido insoportable del “a mí me gusta y qué hago con ella”, uno de los personajes dijo: “Me siento mal, muy mal, me pueden llevar a mi casa”.
- Sí, claro. Manu. Avisale a Lolo.
Lo llamó a Lolo, mientras Lau y Marcus se ahogaban en la risa.
Llegaron a la casa de Manu que “se desarmaba” del malestar y ellos le ofrecieron dos cervezas.
“Bueno, gracias” y los tres se bajaron del auto con botellas en mano y risa en el espíritu.
Subieron, tomaron y se rieron.
Por Laura, Marcus y Manuela.
2 comentarios:
Qué relato vivo. Tan vivo como esa noche que cuentan y que, si alguna vez la has transitado, te deja la memoria con sabores imperdibles.
Cosa de locos. Chicos, denme de eso que fumaron!
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