Entre festejos y recuerdos

Tener los pies sobre la tierra evidentemente no es una característica mía. Paso el tiempo con la cabeza en algún lugar lejano, extraño, a veces divertido, otras no. Esa es una de las razones por la que, hay días, en que no paro de correr mentalmente.
Suelen existir almas caritativas que me recuerdan algunas actividades, lo que produce en mí una exaltación inexplicable llena de gritos, insultos y auto agresiones. Después de tanto show, intento cumplir con todo lo que tengo que hacer y cuando el tiempo me falta, empiezo soñar que soy una persona organizada.
A pesar de todo esto, mi forma de ser me permite pensar en un pucho y una cervecita con amigos. Puede ser en un bar, una casa, viendo una película o bailando hasta altas horas de la noche. En mi vida el festejo es inevitable. No puedo dejar de socializar y compartir copas.
El descanso, prefiero en muchas ocasiones, dejarlo de lado, aunque se que los efectos después recaen sobre mi sin mayor piedad ni consideración.
Así pasan los días y las noches entre obligaciones y vasos y olvidos y recuerdos y compañías y soledades y yo sigo pensando que permanezco igual ante todo, sin mejoras ni desmejoras. Pero será eso posible. No, no lo creo.
En fin… este post empezó con la idea de contarles que Ancladas ha cumplido su primer año. Una de las ideas era relatarles la primera conversación que tuvimos Lau y yo para realizar este proyecto. Otra era organizar una fiesta de la que podían participar y cada uno después podría hacer un míni post. Otra era hacer otra fiesta sin ustedes y contarles como la pasamos.
Pero para variar yo me fui por las ramas y escribí que soy despistada porque Lau me recordó que cumplíamos un año, que me encanta la joda porque quería hacer un festejo por Anclis, y que los días pasan y no cambio porque en el camino me di cuenta que no pude o quise enfocarme para escribir.
Felicidades para nosotras.
Gracias a ustedes por leernos.

Por Manuela Carcelén Espinosa