Querida hija:

Aunque todavía no existas, quiero transmitirte algunas inquietudes de mi vida de estudiante.
Claro está, que yo como madre, intentaré hacer todo lo posible para guiarte. Pero como estoy anonadada, asombrada y estupefacta con lo que estoy viendo, quiero que tengas en cuenta estas percepciones.

1- Por favor nunca te vincules con gente de risas y comentarios estúpidos. Hoy comprobé que esa estupidez es contagiosa.
2- Hablá sólo cuando sea necesario. Siempre que quieras preguntar algo usá terminos como: disculpe y gracias.
3- Así como te pido mesura en tus palabras, te ruego lo mismo en tus formas y en tu vestimenta. Sobresalí por tu esencia y no por ser flogger, emo, cumbio o lo que sea en las modas venideras. Además porque si elegís eso, te voy a reventar.
4- Si coqueteás con algún profesor, también te reviento.
5- Si vas a interrumpir, evitá mascar chicle con la boca abierta, como esta chica que tengo en frente a la que se le acaba de caer el chicle babeado.
6- Aprovechá para estudiar cuando seas joven, porque a medida que nos ponemos más viejos, también nos hacemos más pelotudos. Como este tipo de 40 años, que está al lado mio y que no para de decir pavadas con cara de sabérselas todas.
7- Los tarados que se sientan siempre atrás. Son eso: tarados.

Esta carta te la escribo en el intervalo de una clase, basándome en mis compañeros. Muy en tu derecho, podrías pensar que yo también soy uno de ellos, pero en mi defensa te voy a probar - más adelante - que no. Y voy a hacer todo para que vos tampoco seas así. Empezando por nunca jamás mandarte a la Universidad de Palermo.

Con amor,
Tu futura mamá.


Por Laura Brizuela