A veces pasa

Jorge sólo tenía dos semanas para juntar la plata que le debía al “pelado”. Esto de vender cds y dvds ya no iba para ningún lado, pero no se le ocurría otra opción hasta tanto. Estaba esperando que le confirmaran un laburito, mientras tanto seguiría con la promoción: uno por cinco pesos o dos por ocho.

Los vendía en diferentes lugares a los que acostumbraba, y no era para menos, hacía dos años que se dedicaba a piratear y vender. Al principio resultó un negoción, así le contaba a todo el mundo, hasta que en el barrio, de repente todos hacían lo mismo. “Para que aprendas a no avivar giles”, le decía la madre cuando él se quejaba de su mala suerte.

La cuestión era que ahora le debía plata al pelado y el tipo se estaba impacientando. Amenazó con ir a cobrarle a la madre las piedras de marihuana que le había vendido. Jorge, asustado ante la inminente batahola que sería si su madre se enteraba, le juró al dealer que en dos semanitas tendría el dinero, que no se preocupara.

Así es que se le ocurrió pasar por lo de Juan, él siempre le compraba para revenderlo en su localcito de vídeos. Cuando llegó, la novia de Juan le dijo que estaba en frente. Y para allá salió Jorge con su bolso lleno de copias truchas de cuanta película hubiera.

“En frente” resultó ser la comisaría. Jorge se dio cuenta cuando ya fue demasiado tarde.

"Lo bueno de todo esto es que salió en el diario", dice la madre de Jorge, aunque no se canse de repetir que su hijo le salió pelotudo.


Por Laura Brizuela.