A Mustafá le tentaba hacer algunas maldades solamente para pasar el tiempo. Pensó en robarse algunos pesos de la caja común de la pensión, no por codicia sino para generar lío, para que los titulares pusieran en primera plana la estafa, para que Doña Ester se pusiera como loca y saliera gritando por todos los patios.
Ideo todo el plan. El diablo le susurraba al oído como proceder. Había que ser cuidadoso, no vaya a ser que cayera muy rápido.
Los movimientos para que todo saliera perfecto eran tan lentos que empezó a arrepentirse. El diablo que es paciente, le soplaba la nuca, le hablaba despacito y sensualmente. Quería convencerlo, tanta duda de Mustafá le irritaba.
Dios se percató de lo que pasaba y le quiso ganar la pulseada al diablo. De repente se interesó por el alma del pobre hombre y trató de encaminarlo por la buena senda. Le hablaba en sueños, con aromas de flores e imágenes celestiales. Le recordaba constantemente lo bueno de la hermandad y lo nefasto de la corrupción.
Mustafá era un manojo de dudas, tentado por un poco de acción pero corroído por la culpa. Dios y el diablo se disputaron el libre albedrío del joven, que empezó con tanta vuelta, a perder interés en el proyecto y se olvidó de la caja común de la pensión.
Entonces se tuvieron que buscar a otro. Y es que como lo dijo Roberto Arlt, Dios se aburre igual que el diablo.
Ideo todo el plan. El diablo le susurraba al oído como proceder. Había que ser cuidadoso, no vaya a ser que cayera muy rápido.
Los movimientos para que todo saliera perfecto eran tan lentos que empezó a arrepentirse. El diablo que es paciente, le soplaba la nuca, le hablaba despacito y sensualmente. Quería convencerlo, tanta duda de Mustafá le irritaba.
Dios se percató de lo que pasaba y le quiso ganar la pulseada al diablo. De repente se interesó por el alma del pobre hombre y trató de encaminarlo por la buena senda. Le hablaba en sueños, con aromas de flores e imágenes celestiales. Le recordaba constantemente lo bueno de la hermandad y lo nefasto de la corrupción.
Mustafá era un manojo de dudas, tentado por un poco de acción pero corroído por la culpa. Dios y el diablo se disputaron el libre albedrío del joven, que empezó con tanta vuelta, a perder interés en el proyecto y se olvidó de la caja común de la pensión.
Entonces se tuvieron que buscar a otro. Y es que como lo dijo Roberto Arlt, Dios se aburre igual que el diablo.
Por Laura Brizuela
1 comentario:
yo me quedo con el diablo.
en el Cielo hay mucha culpa, reglas,,, imaginate a uno despues de años viviendo en este mundo, siguiendo las rules que son the rules, porra, él llega cansado, literalmente muerto [jejeje], queriendo no más que compartir una cerveza helada con los amigos, pero de repente vienen los 'angeles seguridad' y te mandan a la cama pues ya pasa de las diez.
no, no, mejor bajarme.
solo espero que, por el calorcito que hace, haya aire acondicionado 'abajo',,, por cierto lo hay, ya que jode la capa de ozono. jejeje
igual a ver si encuentro a jimi hendrix tocando en vivo [o 'en muerto', no sé] en algun "inferninho" [essa só você vai entender lau! jeje], estaria lindo eso.
y bueno, pa mi deus e o diabo são duas faces da merma moeda perooo, una pregunta: ¿quien de los dos "ishpertus" inventó el dinero?
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