
Grusswillis supo entender que algo me pasaba. Con su caminado elegante y esquivo se fue acercando despacio. Yo hubiera preferido, por un lado, que no lo haga; no quería contaminarlo de mi ser. Pero él, inteligente, no dejó que mi mirada áspera limitara su instinto. Con un movimiento sutil acaricio mi pierna y después pasó a los pies. Fue lamiendo cada uno de mis dedos, que para ese entonces ya estaban descalzos.
Su mirada penetrante parecía darme un discurso, quizás de vida, quizás de muerte. Yo dibujaba formas con el humo para que él las siguiera y se perdiera en eso y no en mi aura ya un poco desgastada y descolorida.
Gruss insistió por un momento, después me abandonó; prefirió aburrirse solo. Fue ahí cuando quizás él otro Gruss entendió las señales que le daba su gato y vino y se sentó junto a mí y me habló por horas y me relató historias y yo a él y no dijimos mucho, pero si lo suficiente, y me levantó y me cambió el rostro por unas horas y me alegró.
Grusswillis al final de la noche me miró de nuevo. Me sonrió y me lamió. Yo me fui atada a una mano.
Por Manuela Carcelén Espinosa
2 comentarios:
"Dizem que gato
é muito ingrato
e indiferente:
só gosta da casa
não gosta de gente.
Mas é puro boato.
Quem isso inventou
Não gosta de gato.
Pois o nosso Gatinho
tem verdadeiro horror
de ficar sozinho.
Prefere estar junto
do dono ou de alguém que
lhe queira bem.
E se o dono viaja,
fica miando
por ele buscando
por toda a casa.
E quando ele chega fica tão
contente que sai em carreira
pela casa inteira.
É assim que ele diz,
lá à sua maneira,
o quanto está feliz."
'O gato é ingrato?' [Ferreira Gullar]
Será ingrato o querrá demostrar indiferencia para parecer lo que no es?
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