martes, 6 de abril de 2010

Miedo


Miedo, pánico, por qué, grito, callo, auxilio, pavor, auxilio, por qué. Pregunto y no respondes. Respiro, tomo fuerzas, me invado de coraje. Estoy de pie, los ojos se me envenenan con lágrimas de cielo. Tiemblo. Por qué. Todo se me escurre entre los dedos color muerte, se desvanece como el sol.

No puedo parar. La sal carcome la piel de mi rostro. Me caigo. Por qué. Quiero respirar.

Por Manuela Carcelén Espinosa

4 comentarios:

Unknown dijo...

Parece un ataque de pánico. Parece un episodio cotidiano de desencuentro emocional. Lo leo y me he sentido así tantas veces... Capturaste muy bien la angustia intensa y el desamparo.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ancladas en la brisa dijo...

Y uno sólo quiere respirar y respirar... nada funciona, todo se cae. Dura mucho, dura poco. Ay angustia, nos visita casi todos los días, no?

AC dijo...

*me gustó manu... como dice marce, capturaste muy bien el sentimiento ese del cual solemos escapar...

(queda constancia de lo leído a través de este comment, regla número uno alita cumplió).

jaja...

les quiero.