
No sé si me perdí, si me perdieron.
Si estoy dormida o despierta.
Si tengo alma o ya se la entregué al ser de la oscuridad mucho tiempo atrás.
Camino por las calles no como un alma en pena, ni como una sonámbula, ni como un ser sin pasado ni futuro. Menos aún presente.
Camino.
Deambulo por los laberintos del ocaso tragando pedazos amargos de cemento, de tierra, de sol, de luna, de ti, de mí, de mierda.
Sigo los pasos de las sombras que me invitan a pasar a cuartos aún más oscuros que el mío.
Las rechazo. Me rechazo. Te rechazo.
Por Manuela Carcelén Espinosa
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