lunes, 25 de agosto de 2008

Todo en 30 segundos

Ella intentó por todos los medios hacerle ver lo exhausta que la dejaba esta situación, la constancia de las repeticiones. Quiso ser clara y hacerle entender que así no iba a funcionar, pero él parecía no comprender, no darse cuenta de la gravedad del asunto, no querer escucharla. Negarse a lo más obvio.
Ella, entre la calma y el amor, trató de decírselo con palabras amables. Pero él no la dejaba hablar.
En cambio la ira reaparecía. Marina aguantaba.
Ella le gritaba que se detuviera, que no la molestara más, que por Dios la dejara en paz. Primero se lo pidió, luego imploró y después perdió la paciencia.
No pudo contenerse y sucedió. No sabe bien como. Le parece irreal, parte de un mal cuento, algo que nunca le podría haber pasado a ella, pero el hombre en frente de ella le dice que así fue. Y le pide explicación de los hechos.
Marina ya no llora ni tiembla. Lo único que puede repetir es: “yo no quise matarlo”.

Por Laura Brizuela

1 comentario:

Anónimo dijo...

Serías capaz de matar mi amor?