- Hoy me encontré con un ex novio de camino al trabajo.
- ¿Y?
- Y estoy indignada. No me saludó, nos encontramos de frente, cara a cara, se hizo el boludo y no me saludó. Me quedé sosteniendo la sonrisa, se dio media vuelta y se fue.
- ¿Pero había quedado todo mal con el flaco?
- No. Terminamos bien y salimos como tres años...
- No entiendo porque esa reacción. Si veo a una ex novia, yo la saludo lo más bien.
- O sea que cuando vos y yo ya no seamos novios, ¿nos vamos a saludar de lo más bien?
- ¿Por que pensás en eso?
- Pienso en las posibilidades, es más probable que dejemos de estar juntos a que lo estemos por toda la vida.
- Bueno, no me gusta.
- Prometeme que cuando dejemos de ser novios y nos encontremos, me vas a saludar de lo más bien.
- No me gusta eso Laura.
- Prometemelo.
- Ok.
- Prometemelo.
- Te prometo siempre saludarte, aún cuando dejemos de ser novios, y todavía más, te prometo amarte siempre, aunque no seamos novios.
Ya pasaron algunos años de esa charla pero volvió a mi memoria cuando te vi.
Estuvimos en el mismo lugar casi dos horas. Vos también me viste y te olvidaste completamente lo que me habías prometido.
Por Laura Brizuela.
2 comentarios:
creo haber pasado por una situacion parecida... anite a gritar a unos metros su nombre, pero me fui por el otro lado... el tiempo lo es todo, frase trillada si las hay :)
El tiempo y la voluntad.
Besote!
Publicar un comentario