1)
Mi comienzo. Tu comienzo. Suertes de esperanza. Muero. Orgasmo. Muero. Te toco. Muero. Respiro mi final. Muero.
2)
Son las nueve. Dicen que es buen comienzo. Yo prefiero empezar a las diez.
Entra en mí una extraña sensación que ronda la locura. Mis pies, solos, caminan sin destino. Mis manos tiemblan. La música de fondo me hace girar y bailar sola, recordando esos días en los que hacía lo mismo pero con mucha gente.
Comienza un instante de recuerdos, de ebullición. Pienso: hoy quiero perder la cordura, bailar sin descanso, fumar mis ganas.
Con las venas saltadas siento como, en menos de un segundo, me falta el aire. Descanso. Respiro. Me calmo y sigo.
Me imagino por bares llenos de malandros. Disfruto de ese cuadro. Y cuando finalmente llego a mi clímax mental, recuerdo que no puedo continuar.
Corro por las calles. Llego a mi destino. Me siento y escribo en una hoja en blanco: mi comienzo.
3)
Empecé a escribir sobre él a las once. El texto tenía que estar listo a las doce. Lo terminé a las dos. Me gustó. No sé si gusto. Me llevó a Quito. Me llevó a mi casa. Espero que sea bien recibido en La Plata.
Por Manuela Carcelén Espinosa
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