“Puto”, le decían en el trabajo. Pero Raúl no es más que un tipo tímido, introvertido y cagón. Siempre le gustaron las mujeres, el problema es que no sabe hablar con ellas. Se pone nervioso, suda, balbucea, tiembla. No soporta la mirada femenina y se va, una vez más derrotado.
Cuando era adolescente lo llevaron con una prostituta, pero se sintió tan culpable al bajarse el pantalón que no pudo hacer otra cosa que salir del cuarto. No se explicó, no dijo nada y todos hicieron de cuenta que el incidente nunca pasó.
Su apariencia melindrosa no lo ayuda, sus ojos desproporcionados asustan, tiene el cabello graso, su cuerpo es pequeño, al igual que su pene, del que siente vergüenza.
Pensó en matarse muchas veces, pero no lo tomó en serio, así que se olvidó de esas fantasías de un velorio concurrido con gente exclamando lo joven que era para morir, lo maravilloso que había sido y lo trágico de una muerte así.
A los veintinueve años por fin aceptó esta vida y dejó de desear ser otro. No se planteó cambiar, sino que se cansó de negarse. Se resignó a ser.
Y en ese momento de paz, Eloísa apareció en su vida. Las mujeres siempre complican todo. Cuando el hombre encuentra la paz, a los minutos aparece una que se la quita. Es así como Dios se ríe del hombre, ya que Él es soltero.
Eloísa era la antítesis de Raúl. Tampoco es conveniente exagerar en las cualidades de esta hembra, pero es justo dedicarle unas líneas a su belleza. Su cara era simétricamente angelical, tenía las orejas dulces y la piel amable. Su cuerpo, armónico, invitaba al placer, aunque sea el de mirarlo. Parecía que ella no notaba su provocación, como si fuera imposible aprisionar ese erotismo. Era conocida por haber tenido amantes varios y un esposo infiel. Claro, Raúl se volvió loco al verla.
Increíblemente la invitó a tomar una cerveza y ella aceptó. Hablaron de política, de literatura, de cine y de amor. Él, interesado en sentir su aroma, acercó la silla con el pretexto de querer escucharla mejor. Ella, arrimó la suya con la convicción de encontrarlo interesante.
Sin planearlo la beso y ella recibió dócil, la intromisión de una lengua húmeda.
Al día siguiente se volvieron a ver. Y al otro y al otro, hasta que Raúl se enamoró y ahora quiere pedirle casamiento. Eloísa explota lo mejor de los dos, aflora la armonía, el amor y la paz.
Sin embargo, hablando de paz, Raúl no sabe de los planes siniestros del Dios soltero.
Por Laura Brizuela
Cuando era adolescente lo llevaron con una prostituta, pero se sintió tan culpable al bajarse el pantalón que no pudo hacer otra cosa que salir del cuarto. No se explicó, no dijo nada y todos hicieron de cuenta que el incidente nunca pasó.
Su apariencia melindrosa no lo ayuda, sus ojos desproporcionados asustan, tiene el cabello graso, su cuerpo es pequeño, al igual que su pene, del que siente vergüenza.
Pensó en matarse muchas veces, pero no lo tomó en serio, así que se olvidó de esas fantasías de un velorio concurrido con gente exclamando lo joven que era para morir, lo maravilloso que había sido y lo trágico de una muerte así.
A los veintinueve años por fin aceptó esta vida y dejó de desear ser otro. No se planteó cambiar, sino que se cansó de negarse. Se resignó a ser.
Y en ese momento de paz, Eloísa apareció en su vida. Las mujeres siempre complican todo. Cuando el hombre encuentra la paz, a los minutos aparece una que se la quita. Es así como Dios se ríe del hombre, ya que Él es soltero.
Eloísa era la antítesis de Raúl. Tampoco es conveniente exagerar en las cualidades de esta hembra, pero es justo dedicarle unas líneas a su belleza. Su cara era simétricamente angelical, tenía las orejas dulces y la piel amable. Su cuerpo, armónico, invitaba al placer, aunque sea el de mirarlo. Parecía que ella no notaba su provocación, como si fuera imposible aprisionar ese erotismo. Era conocida por haber tenido amantes varios y un esposo infiel. Claro, Raúl se volvió loco al verla.
Increíblemente la invitó a tomar una cerveza y ella aceptó. Hablaron de política, de literatura, de cine y de amor. Él, interesado en sentir su aroma, acercó la silla con el pretexto de querer escucharla mejor. Ella, arrimó la suya con la convicción de encontrarlo interesante.
Sin planearlo la beso y ella recibió dócil, la intromisión de una lengua húmeda.
Al día siguiente se volvieron a ver. Y al otro y al otro, hasta que Raúl se enamoró y ahora quiere pedirle casamiento. Eloísa explota lo mejor de los dos, aflora la armonía, el amor y la paz.
Sin embargo, hablando de paz, Raúl no sabe de los planes siniestros del Dios soltero.
Por Laura Brizuela
2 comentarios:
adorei o texto, meu! demais!
fico aqui torcendo pelo casal... e que o 'todo poderoso' não se meta a fazer merda com eles!!! jajaj
até porq deus só "existe" pra nos sacanear! jeje
inclusive o 'homem de lata' do 'mágico de oz' tem mais coração q Ele, o cão vira-latas...
GOD is DOG.
minha teoria: além de solteiro, deus nao tem penis nem vagina, assim como os anjos.
o diabo, ao contrario, nasceu com ambos, por isso é um anjo caído, marginalizado por ser diferente dos outros seres celestiais.
de onde concluo que:
deus odeia o ser humano e o diabo odeia ser humano.
..
"Deus está no sinal vendendo chiclete / Outro me assaltou / Levou todo o meu dinheiro / Me espetou com canivete
[...] Deus, meu Deus / Será que você / É só uma ilusão? / Não pode estar vivo / Você come lixo / Você come poluição!"
['Deus' - PATO FU]
besos!!!
Wow! Me encantó la poesía... Pois é, después uno se pregunta por qué no creer...
Daqui a gente também torce pelo casal.
Besos querido!
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