jueves, 29 de abril de 2010

Lo cotidiano

Lo que me mata es lo cotidiano. Sólo querría excepciones. Estoy perdida, no tengo hábitos, decía Clarice Lispector en una de sus fichas.

Extraña coincidencia sentirse perdido cuando los entornos están cargados de hábitos y uno no sabe cómo asumirlos, cómo encararlos.

Me exijo adquirir costumbres, que se vuelvan casi una rutina. Por ahí dicen que es la forma de alcanzar los anhelos, yo sólo consigo frustraciones ante una incapacidad notable y una falta de orden.

Pido a todos los santos y los demonios que colaboren con mi causa, que se unan a ella y a través de menjurjes envenenen mi alma para transformarla en lo cotidiano. ¿Y si me vuelvo predecible?

Quizás las aguas purificantes del cielo logren llevarse esta insatisfacción, que nació hace poco, se fue fortaleciendo y ahora no quiere partir.


Por Manuela Carcelén Espinosa

3 comentarios:

Marcus Losanoff dijo...

grande Clarice.

essa aí sabia das coisas..

Adriana Fritzenwalden dijo...

no creo que volverse cotidiana y predecible sea la solución para sentirse en orden y calma, a veces no hay que intentar concordar con el alrededor para dejar de frustrarse, no? simplemente aceptar que es mejor que el curso natural fluya, aunque sea a contracorriente.. por lo menos es lo que pienso yo últimamente.

me ha gustado mucho el texto
un beso

http://www.music-from-another-room.blogspot.com/

Manu dijo...

Quizás la solución no sea lo cotidiano ni lo predecible, pero todavía no encuentro una.

Gracias por el comentario!