
Cuando era chica tenía miedo de que el diablo me hiciera hacer cosas malas, por que siempre se me ocurrían las mejores maldades y Nené, que era la chica que nos cuidaba a mis hermanas y a mí, decía que seguro me las decía el mismito Satanás.
Pensar eso me daba un poco de miedo, debo confesar, entonces me quedaba quieta por un rato. Pero lo que me daba verdaderamente terror era pensar en que se me podía aparecer
la Virgen Maria. Nada menos que
la Virgen Maria. No me andaba con chiquitas, ni ángeles, ni santos.
La Virgen Maria en persona.
No quería caminar sola por el patio, ni por los jardines del colegio porque suponía que a
la Santa se le podía dar la gana y aparecérseme de la nada.
Así nos contaba la monja de catequesis, que decía orgullosa como los tres pastorcitos habían sabido responder a la aparición y “fueron a evangelizar con su testimonio”. Yo, a esa edad – calculo unos diez años – no podía evitar sentir una oleada de escalofríos al pensar en esa aparición y estaba segura, segurísima de que si me llegaba a pasar no le iría con el chisme a nadie. Lo único que faltaba…
Por eso, tomaba las mil precauciones y nunca iba sola por los lados que intuía podía elegir
la Virgen para hacer contacto conmigo. Rezaba fervorosamente, pero la única petición era la siguiente y con más o menos estas palabras: “Virgencita, te lo ruego, por lo que más quieras, no te me aparezcas. Yo no te molesto para nada, no te pido nada, nunca te incomodo. Lo único que te pido es que yo no sea
la elegida” Y luego empezaba con una maratónica oración: Diez Padre Nuestro, Diez Ave María, Cinco Ángel de
la Guarda y algún que otro Gloria. Al final, volvía a repetir el motivo de tanta oración y recién allí descansaba.
Hasta ahora, con mis 27 años, puedo decir tranquila, que
la Virgen viene cumpliendo su palabra.
Por Laura Brizuela
1 comentario:
Algo parecido pasa cuando de chico jugas saltando las baldozas de la vereda evitando las uniones porque si pisas la union te puede pasar algo terrible... Cuando creces te olvidas del juego. Es peligroso crecer.
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